Pascual Mezquita habló de ilusiones y desengaños toreros

El ex matador, licenciado en Historia, culpó a la raza del pueblo español de la existencia del toreo actual
M. A. LOGROÑO. Ángel Pascual Mezquita, que fue puntero en el escalafón de la novillería por los inicios de los 'setenta' y tomó la alternativa en Valladolid alternando con José María Manzanares, habló en Logroño de la raza genética como fundamento heredado de los antepasados y cimiento de la fiesta de toros actual. El público asistente fue numeroso y entre los presentes estuvo Diego Urdiales y el banderillero aragonés Romito.
Pascual Mezquita, nacido en Baracaldo y formado taurinamente en Zamora y tierras castellanas, toreó varias tardes de matador en Madrid y cuatro corridas de toros en Bilbao rondando los años noventa.
Habló del inicio de su afición en el pueblo zamorano de Carvajales de Alba, donde hay encierros históricos y se recortan toros y vaquillas por sus fiestas. Ángel basó en esos festejos 'prehistóricos' los inicios de su profesión torera que implica, dijo, «querer ser más que la mayoría sin conocer la historia taurina, ni a Pedro Romero ni que los toreros surgían de los mataderos. Era la raza que caracteriza e identifica a un sector de españoles como diferentes a los demás».
Pascual Mezquita habló de sus principios queriendo ser y sobresalir en una profesión que admiraba y lamentó cómo «cuando no se torea, la espera, las soledades y el subsistir sin medios destrozan el corazón por muy amueblada que se tenga la cabeza ya que la peor cornada es la que se recibe en el alma por no torear».
En medio de la intervención torera participó la concejala Inmaculada Sáenz con acierto y una torería desusada que demostró estar al tanto del mundo y el ambiente taurino local.
El torero Mezquita expuso sus sentimientos sin doblez, sus desengaños y pérdidas de sueño y sentenció que el torero debe fundamentarse en la acción más que en la reflexión. Terminó reiterando que la corrida de toros es la confrontación de la raza del toro y el torero