Momentos de lentitud torera


Plaza de toros de Madrid. Seis novillos de don Pablo Rincón, para Curro Machano, de Sevilla; Antonio Porras, de Espejo (Córdoba) y Pascual Mezquita, de Valladolid, nuevos en esta plaza. Cinco son los festejos taurinos suspendidos en la plaza de las Ventas en menos de dos meses. ¡Ya está bien, mis queridas nubes! Con las nubes lluviosas no hay quien pueda. Nunca llueve a gusto de todos y quizá por esto las nubes se hacen un lio y descargan cuando bien les parece, y el que se fastidie que se aguante. Y nos aguantamos, ¿qué remedio nos queda? y pensamos que los labradores están a estas horas bendiciendo el riego celestial, que les augura cosechas ubérrimas; pero vaya usted a saber lo que durarán tales bendiciones, porque de aqui a la recolección aún queda un buen trecho.El sábado las nubes dijeron agua va y se pasaron llueve que te llueve el día entero, dejándonos sin novillada.El domingo la toleraron.Un 2 de mayo fresquito, propio para gabardina o abrigo de entretiempo.

Los novilleros que el domingo han actuado por primera vez en el ruedo de las Ventas no pueden, en justicia, quejarse de los novillos de don Pablo Rincón.Su trapio, más bien corto.Su fuerza, la justa para permanecer en pie.Novillos muy a propósito para novilleros con afición y coraje, con deseos de ser toreros salvando los obstáculos que se les opongan, en esta novillada eran casi inexistentes.

Curro Machano, Antonio Porras y Pascual Mezquita dieron pruebas de su madurez, no perdieron la tranquilidad de sus ánimos ni un solo instante.Torearon con plena serenidad.La tarde estaba fría.Se pusieron a tono con la tarde.Nadie podía suponer que era la primera vez que pisaban el ruedo de las Ventas.

Pascual Mezquita era consciente de que algo importante estaba en juego.El triunfo que abre el surco de otros venideros.Toreó con lentitud.Fue en el tercero, primeramente con el capote y luego con la muleta, más patente con ésta que con aquélla, más logrados los pases que los lances.Torear con lentitud es hoy raro, porque priva en los estragos gustos del público la apetencia de lo bullanguero, de los movimientos rápidos, de la rapidez eléctrica, de las contorsiones bruscas, los giros vertiginosos y los saltos grotescos.La bella lentitud del toreo se encuentra oculta por las nubes derramadoras de la lluvia de los engaños que quieren ser pases.

Mezquita esparce estos nublados con temple de "templo lento", que agradece la vista, como el oído una melodía, pues melodioso, deleitoso y acariciador es el toreo lento.La faena incurrió en un defecto grave, del que no puede huir Mezquita.Su falta de unidad, como si el toreo fuera un melodrama dividido en cinco o seis actos.Si la llega a lograr, seguro que hubiera obtenido un triunfo clamoroso.

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